viernes, 17 de junio de 2016

Debate a 4 o cómo perder la esperanza

Después de la no formación del Gobierno, después de una repetición de la campaña electoral y también un cambio de discurso especialmente en Unidos Podemos (casi la única novedad es la unión de Podemos y Unidad Popular- Izquierda Unida), llegó un debate a 4. El primero con el Presidente del Gobierno y el resto de fuerzas políticas con posibilidad de gobernar o, al menos, de pactar.

Yo acudí a la cita feliz, con ganas de ver algo parecido al debate a tres de las anteriores elecciones, con candidatos lanzándose puyas e intentando "pillar" en contradicciones a su adversario. Pero, nada de eso pasó. Seguramente, fue causado por el formato, más acartonado que el debate a tres. Y también por los propios candidatos, menos agresivos, dado que ahora sben que tienen que pactar y eso reduce su fuerza dialéctica. Además, también el electorado deseaba comprobar que no se iban a tratar como en las anteriores elecciones, donde después de lanzarse acusaciones y afirmar que no iban a pactar unos con los otros terminaron pactando, y no era una opción "natural". Total, nada más empezar, me aburrí. 

El plató y la puesta en escena
Nada más empezar, me fijé en el plató, que no era nada dinámico. Con un gris horrible, sin ninguna pantalla ni iluminación especial. Sí, era más ecológico si se quiere, más simple y puede que ya esté acostumbrada (mal acostumbrada) a ver cientos de luces led, pantallas en alta definición, etc. 
Aún así, el plató no era lo peor. La música inicial, que parecía haber salido de los '80, pero sin el dinamismo de esa época, los errores en la realización, el hecho de no ver al mismo tiempo que alguien hablaba la reacción de los demás o al menos de la persona que era citada. Tampoco ningún plano que estuvierra fuera de la linealidad. Nada original, vaya. 

Los temas tratados
Además de que los tres bloques eran muy generales y aunque los moderadores intentaban centrar el debate (eso sí, a partir del segundo bloque), cada uno se centraba en sus propias críticas a los demás y en el discruso que tenían aprendido y querían decir: pacta conmigo, por tu culpa no hay Gobierno, era a copia del PP, etc. 
El gran momento de indignación fue cuando Ana Blanco preguntó por la violencia de género. Pasaron por encima, y alguno ni siquiera dicieron nada. Un  tema tan importante y que va en aumento, sólo ocupó 20 segundos. 20 SEGUNDOS. Por no hablar de la conciliación, creo que tocado sólo por Unidos Podemos y el Partido Socialista y también sólo una intervención. 
Ecología, casi nada, excepto el cambio de modelo productivo, que incorporaba algunos temas. Refugiados, sin medidas concretas ni cifras. Jóvenes y paro juvenil, algunas menciones. Total, casi todo centrado en la regeneración política, lucha contra la corrupción y la parte económica del presupuesto. Como si fuera lo único que nos importa o que nos tuviera que importar. Claro que la regeneración es necesaria, básica. Y poco se está haciendo. Pero, para llevarla a cabo sería necesario una política conjunta: modificación código penal, más recursos para investigación de corrupción, mejores y más grandes juzgados, etc. 

Superficialidad
En definitva, todo muy por encima. Y, además, con acusaciones como de financiación ilegal, de estar en consejos de administración, etc. El partido del Gobierno ha hecho cientoss de políticas a las que atacar, a las que poner muchas objeciones, ha tenido gestos horribles, declaraciones desafortunadas, se ha perdido dinero de cientos de partidas... Y me dio la sensación que, aunque sí que se habló de ello, fue muy superficial. ¿Cómo se puede pasar por encima de estos últimos cuatro años? ¿Cómo es posible que no se incidiera en la mala gestión? 
Era todo indignante. Por no decir extraño. Sí, todo era estrategia política, para centrar sus esffuerzos en comunicar lo que querían, pero por ello nos dejaron a todos/as con cara de circunstancias. O, al menos, ese era mi caso. A los diez minutos ya estaba viendo la retransmisión alternativa de Twitter y las cuentas que sigo buscando algo de animación, y ni aún así. Mi madre, leyedendo una revista, mi padre durmiendo. Admiro a la gente que lo seguía en las sedes de los partidos y animaba, cual partido de fútbol.
Que, ya que estamos, ojalá la política despertara tantas pasiones como el fútbol. Nos iría a todos mejor.

En definitiva
Un debate lento, aburrido, y que ni siquiera los moderadores consiguieron llevar con facilidad, dado que los participantes iban un poco a la suya. Por ser atípico ni los juegos de bingo o de chupitos del debate acertaron con la mitad de los temas que iban a salir. Una decepción, porque suelen acertar. No es ni científico, ni mucho menos cierto, pero es simpático tomarse los debates con algo de humor. 
Ni los temas que me interesaban (ecología, igualdad de género, cambio en modelo productivo, energías alternativas, respeto y protección medio ambiente, agricultura ecológica, mejora en las condiciones de trabajo de los/as jóvenes) se tocaron con el tiempo que, a mi modo de ver, necesitaban y se merecían, ni se tuvo una idea clara de qué se proponía o qué tipo de alianzas iba a haber tras las elecciones. No sirivió de mucho el debate, salvo para certificar que tenemos unos representantes bastante básicos.

viernes, 3 de junio de 2016

Películas politológicas (I): 'El Olivo'



Imagen disponible en: http://bit.ly/1Ul2H82


Tuve la suerte de ir a ver El Olivo en la fiesta del cine de este año. escuché buenas opiniones de la misma, entre otras en Radio Klara y yo, dado que cuando voy al cine aprovecho para ver películas interesantes y profundas, decidí acudir a la llamada.

He de decir que me encantó: no sólo la fotografía y la banda sonora eran casi perfectas. No llegaba a otras como "La Isla Mínima", por ejemplo, pero acompañaba bien a la trama, que es en lo que me voy a centrar, sin spoilear. La primera parte es la más emotiva, centrada en lo que significa el olivo en la vida de la protagonista y de su abuelo. Esos árboles no son sólo un trozo de madera o un medio para ganarse la vida, sino que son parte del patrimonio, de la identidad del pueblo y que hay que compartir con las próximas generaciones.
Parece una idea baladí, pero no lo es. Durante mucho tiempo se puso por delante la construcción y la especulación urbanística a la agricultura y al patrimonio natural de nuestros pueblos y ciudades. Uno de los ejemplos también podría ser la huerta de Valencia, afectada por diferentes planes de ordenación urbanística y más centrada en construir grandes centros comerciales más que fomentar los productos tradicionales y darles valor. 
Gracias a esta contraposición entre la zona rural y los olivos, llenos de buenos recuerdos y de valores por una cafetería en la costa, por la que la familia rompió con su abuelo y con todo ese mundo, bello pero muy poco rentable económicamente. Además, la inversión tampoco fue bien. Pero, sin entrar más en el argumento, el hecho es que se contrarresta bastante bien mundoo rural y urbano, sentimientos de pertenencia y rentabilidad económica. Finalmente, está la crisis económica y todo lo que supuso en la vida de los protagonistas: no sólo la falta de recursos o la quiebra de empresas sino también el hecho de tener que aguantar condiciones de trabajo penosas y a jefes crátulas. 

En la segunda parte, tenemos el intento de recuperación del olivo. Otra vez vemos contrastes: olivo como marca comercial y una empresa que se salta todos los estándares mínimos. Y, lo que más me gustó: el activismo y la movilización social que, aunque ayudó, no consiguió los objetivos que se pretendían. No siempre se gana por mucho que uno se movilice y haga lo imposible para sacar a relucir todos los trapos sucios de una empresa para presionar. 
Finalmente, me quedo con la esperanza. La esperanza que dan los olivos que quedan y la voluntad de protegerlos para recordar lo que somos y lo que representaban y representan.

En definitiva, a partir de una problemática como es la venta (si no la tala o el robo) de olivos centenarios para viveros que terminaban en países lejanos como Estados Unidos, por ejemplo, se crea una película que trata esta problemática de manera más humana, poniendo a una familia en el centro. He de decir que se nota que es una mujer la directora, por todo el toque humano y sentimental. Es muy recomendable verla, no sólo por el argumento o por las bromas que se hacen, que te hacen sonreír entre lágrimas. Que, por cierto, no suelo llorar en el cine, pero en esta no paré de llorar todo el tiempo. 
Para una película que no te deja indiferente: "El Olivo". No hay que olvidar todo lo que representa el campo, los olivos y árboles monumentales, porque forman parte de nosotros/as, de la cultura, de la identidad, etc. Y, por supuesto, el dinero no lo compra todo.