jueves, 23 de junio de 2011

El gobierno de... la economía


Viendo los telediarios, leyendo en los periódicos, escuchando a la gente en la calle, sólo se habla de una cosa: la Economía... La ciencia de la escasez o del intercambio (depende de los autores) de bienes y servicios limitados por unidades monetarias o por otros bienes está por todas partes, allí donde mires.
Y lo más triste es que medios que, personalmente, pensaba que eran exclusivamente económicos (The financial Times, The Economist...) ahora, de repente, hacen juicios de valor sobre la Política y los políticos de países europeos y, como no podía ser de otra manera, del nuestro.
Como estudiante de ciencias políticas, me asusto. Parece que la economía puede incorporarse a cualquier sitio, a cualquier nivel, materia o asunto mundial o regional. Y yo me pregunto: ¿yo me meto en la economía? Sí, la verdad, estoy bastante indignada. Pero, como estudiante de políticas, porque nosotros también tenemos algo de idea de esa ciencia desprestigiada últimamente, aunque muy útil cuando se piensa en beneficios colectivos (u óptimos sociales) y no individuales. Lo cierto es que nuestro profesor de Ciencia Política siempre nos ha dicho que la Política y la Economía están unidas, que en Inglaterra se estudia la economía política, no la Economía y la Política por separado. De ahí vendrá, me imagino, las editoriales de The Economist que comentó la personalidad del líder de la oposición (no dejándolo muy bien, aunque con el actual presidente tampoco se esmeró mucho...).
Pues bien, ¿cómo se le queda la cara a un/a sociólog@, a un/ antropólog@, a un/a politólog@ cuando llega un economista y habla de los sistemas políticos, sociales o los problemas de la población? Yo, con cara de sorprendida (por lo menos). Sé que no soy la mejor valorada y preparada para hablar de esto, eso se lo dejo a la Asociación Española de Ciencia Política, por ejemplo. Pero, no me gusta que en lo poco que puedo hablar (podré hablar, mejor dicho) con cierta autoridad sea utilizado por otras carreras. Bueno, es el problema que tienen las ciencias sociales, me imagino. A un médico no se le ocurriría hablar de física cuántica (al menos, no como experto) y viceversa. En cambio, en ciencias sociales están las fronteras poco claras, por lo que se ve.
A ver, no es que tenga poca simpatía por los economistas (dejémoslo así): son necesarios, útiles (cuando estamos en crecimiento, eso sí) y unos buenos socios de Gobierno, claro. Pero, podría decir lo mismo con los sociólogos (estoy hablando con el masculino general, incluyo a las sociólogas) que, me parece, no hablan del sistema político en sí.
Es más, desde este simple blog pediría a los politólog@s que nos quejáramos y, ya de paso, hablásemos también de economía. He perdido la cuenta de la cantidad de asignaturas sobre y relacionadas con la Economía que he estudiado. Y, me temo, que los economistas no han estudiado tanto a los sistemas políticos (sí la gestión pública, las políticas públicas, los presupuestos...). Se puede defender la postura econo-crática (suena muy mal, soy consciente), ya que la economía está en todas partes: todo es intercambio, todo es escasez, todo es racionalidad económica (incluso las elecciones a representantes y la participación ciudadana). Pero, por esa regla, todo es Poder. Y es el poder lo que estudia la Ciencia Política (ahora me siento poderosa/interesante y todo ;)). La economía es poder, la política es poder, la sociedad es poder, las relaciones internacionales son poder, la familia es poder, el territorio es poder, la población es poder, la industria es poder...
Recordemos que poder es la capacidad de una persona, institución... de conseguir que otra (B) haga lo que la primera quiera, sin que B se dé cuenta, mediante coacción o amenaza... (no sabéis lo que me acuerdo de mi profesor de Política de primero de carrera...) Y, es esto lo que está pasando por toda Europa: con Grecia, con Portugal, con nosotros, en Islandia (aunque dándole la vuelta)... Así que, somos l@s politólog@s los que tendríamos que hablar de todo, ¿no?
Aunque le dé toda la fuerza que quiera a este artículo, los economistas seguirán hablando de política y los politólogos de lo mismo.
Que ningún/a economista se sienta mal con este artículo, os tengo en consideración, sobre todo los alternativos, así como los de Atac. NO han sido los economistas los que nos han metido en la crisis, lo hemos hecho todos. Pero, os pediría que no intervinierais en los ámbitos de estudio de otras personas. Vosotr@s tenéis salidas profesionales de sobra, somos nosotros los que no disponemos de tanta aceptación o (re)conocimiento social y empresarial. Sé que aplicando la economía a otros ámbitos, mejoramos, pero una cosa es una aplicación y otra es una inmersión profunda.
Yo, mientras tanto, seguiré hablando de economía. Como reivindicación de una politóloga (yo) demasiado economista para mi gusto, y como queja ante unos economistas que se meten en mi materia y en la de muchos compañeros de ciencias sociales.
Señores, señoras: todo es poder, no todo es economía...

viernes, 17 de junio de 2011

"Somos la levadura que levantará a la masa"



Esta es una de las consignas que los indignados de Valencia han creado. Lo cierto es que el movimiento 15-M ha despertado a mucha gente de su sueño, en el que se acomodaron aunque estuviéramos pagando nosotros las consecuencias de una crisis que no vino por nosotros, al menos no por la gran parte de los ciudadanos.
Ya llevan un mes en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia (rebautizada como Plaza 15 M), en el que se han realizado miles de talleres impartidos por personas anónimas, donde se han abierto canales de participación ciudadana, donde se han tomado decisiones colectivamente, pero sin llegar a la política.
El reto actual es encontrar la manera en que este movimiento continúe y que con él se consiga mejorar la política, que lo necesita. Recordemos que política (definición de clase de ciencias políticas) es la toma de decisiones en entornos plurales. Hasta aquí el movimiento del 15 m podría considerarse política. Pero, no nos olvidemos de la segunda parte de la definición: para su cumplimiento será utilizada una fuerza, que será considerada LEGÍTIMA. Así, tenemos que las actuaciones de los cuerpos antidisturbios, pueden ser considerados desproporcionados, pero no ilegítimos, ya que actúan de parte de las instituciones. Sin embargo, las manifestaciones violentas que personas radicales independientes del Movimiento han realizado el otro día en el Parlament catalán es un delito penal.
(Otra cosa que no entiendo es por qué se habla de los disturbios y no de la serie de medidas que se han aprobado en el Parlament catalán. Se han recortado miles de euros (por no decir millones) para gasto en educación, sanidad y bienestar social. No digo que la violencia esté justificada, eso nunca. Pero, me temo que las medidas causan malestar.)
Así, ahora es intentar canalizar toda la indignación de este movimiento, al que me uno, para que sean escuchados de igual a igual. he de decir que no comparto alguno de los supuestos del movimiento, peor lo cierto es que gracias a ellos y ellas, volvemos a sentirnos ciudadanos. La ciudadanía no se demuestra sólo votando cada cuatro años y cumpliendo las Leyes. Los ciudadanos activos se preocupan de la política toda la legislatura, generan manifestaciones, iniciativas legislativas populares (aunque después no se lleven a cabo, pero al menos se realiza), pidiendo responsabilidades, participando por medio de asociaciones varias... Me temo que, por mucho que sean considerados como unos antisistema por algunas personas, son lo más cercanos a los ciudadanos ideales que hay.
Lo de acampar en un lugar público, me temo, es una especie de reivindicación: la calle es de todos, y sobretodo de los ciudadanos, de los usuarios de las ciudades. Porque, sinceramente, en la explanada de la plaza del 15 M, ¿qué se hace de normal? Nada, además de fotos al Ayuntamiento y las mascletáes en Fallas. No creo que molesten para nada. No se han puesto encima de los kioskos de flores, con lo que pueden seguir vendiendo. Además, entregan comida gratuitamente. Un espacio por el que se pasaba solo para sentarse o tomar el sol, pero que de normal se evitaba (no sabéis cómo casca el sol a medio día en explanadas como esa), ha sido revitalizado. Aún así, no creo que se deban mantener ahí indefinidamente, para no dar alas a l@s que los critican, como chabolistas. Pero, debería servir para que el Ayuntamiento cogiera nota y empleara la zona como algo más que superficie para las mascletáes.
Aunque no se esté consiguiendo que las medidas que proponen se lleven a cabo, al menos todos los medios se están haciendo eco del malestar ciudadano. Si después los políticos hacen oídos sordos, tendrán el gran problema de la desafección política (otra vez después de la Transición), y que el Movimiento degenere (ojalá que no).
No me gustaría, como conclusión, que la Política (mirar definición arriba) fuera considerada como perdida por ciertos políticos. Tampoco me agrada que la famosa Economía o especulación (en este caso la segunda) pasase por encima de la Política, y por lo tanto por encima de nosotros, por supuesto. Yo, mientras tanto, iré a la reunión de mi barrio que organizan los indignados. Creo que podrían haber pensado en algo así los políticos, ¿no? Aunque, claro, lo más seguro es que la gran mayoría no acudiese por considerarlo ineficaz o inútil.
El 15 M tiene la capacidad de hacernos cambiar en esto también (de ciudadanos pasivos a activos). Ahora estamos participando, no como antes. Sólo por esto, y por las renovadas energías que nos han dado, tendrían que tener nuestro apoyo. Aunque no estemos al cien por cien de acuerdo con sus reivindicaciones.

miércoles, 8 de junio de 2011

Los pepinos españoles... esos grandes desconocidos


Un día, mi profesor de Teoría de la Elección Pública (optativa) preguntó: ¿por qué hay tanto revuelo con lo de la caída de ventas de los coches y no con la industria agroalimentaria? Me temo que todos nosotros caímos, y empezamos a hablar de diferentes aspectos. Yo, por mi parte, hablé de los grupos de poder relacionados en cada uno de los sectores: agricultura, tractores, abonos por un lado; multinacionales de los coches y sus derivados, industria petrolera por el otro. Si lo ponemos en la balanza la agricultura vuela de la balanza. Mi profesor, sorprendentemente, no me hizo caso, y nos dijo que el sector agro-alimentario e España estaba muy mal valorado, y que sí que tenía poder económico, en lo que respecta a empleos, cifras de exportación...

Y, ¿esto a qué viene? Pues, lo cierto es que me acuerdo todos los días de este profesor cuando veo en las noticias cómo se está desarrollando el "conflicto de los pepinos españoles". Además de las connotaciones que cada uno quiera ponerle, me parece un duro golpe. Ya no solo para los agricultores, que están perdiendo todo lo que invirtieron en semillas, abonos, agua (aunque, antes de la crisis le pagaban el kilo de pepino a 0'17 euros), sino por todos los productores de la agricultura de exportación de verduras en general, afectadas también.

Ante un aviso falso de lo que podríamos decir una presienta de Comunidad autónoma alemana, de que la bacteria e coli (que, acordémonos, está causando varias muertes y que varios hospitales estén colapsados de enfermos), señaló a los pepinos españoles de la causa. De repente, dejaron de comprar pepinos españoles en Alemania, Francia y sobretodo Rusia, una gran cliente. Todo el mundo hizo caso a la todopoderosa Alemania.

Al investigar, se dieron cuenta que no eran los pepinos españoles los causantes de esta bacteria mortífera, o al menos no de la mutación causante de todos los muertos y heridos graves. Nadie pidió perdón. Hicieron lo que tenían que hacer. Cuando estudias a la Unión Europea te dicen que entre los países no puede haber denuncias, o al menos estaba pensada para que así fuera, con lo que no hay un Tribunal para investigar los delitos de países miembros. Como siempre, la teoría no es lo mismo que la práctica.

Entiendo que se pusieran nerviosos con la situación que tenían entre manos, pero señalar a los españoles como los causantes de toda la crisis es escandaloso. Es más, me suena incluso a esos liberales de países del Este y Norte de Europa que no piensan pagar "la fiesta griega" de sus bolsillos. ¿Esto es consecuencia de la concepción de los P.I.G.S. (para quienes no lo sepan, está pensado para que todos piensen que los cuatro países que formamos parte de esta palabra somos unos cerdos, en todo. Los países son: Portugal, Italia, Grecia y España)? Lo más seguro es que sí. Y es muy triste, porque siendo miembros de la misma Unión Europea, tenemos las mismas normas de calidad, de seguridad, de trabajo agrario que todos los países que nos han negado la compra de los diferentes productos agrícolas. ¿Por qué se empeñan en hundir nuestra reputación? ¿No tienen bastante con el hundimiento de Grecia y de Portugal?

Para que nadie se asuste, a esos "ellos" a los que me dirijo son, por un lado, los especuladores (esos siempre están por ahí aunque no haya supuestas crisis, ya las crean ellos) y los países de Europa Central, tan orgullosos de su desarrollo económico (independientemente de la gran capacidad innovadora de los alemanes de la calidad de su trabajo, muy mal tiene que ir el desarrollo económico de estos países si consiguen que las grandes empresas de automóviles, por ejemplo, las mismas que actúan aquí, tiendan a mantener los empleos en Alemania mientras en los famosos pigs se dediquen a realizar ERES...), de sus valores democráticos (mientras se dedican a tirar a ciudadanos europeos, como son los rumanos). No estoy pidiendo que Alemania se arrodille ante nosotros, o que haga lo propio con Rusia, nuestro mayor cliente en prácticamente todo lo que del sector primario se extrae, para que vuelvan a confiar en nosotros. Simplemente, que se comprometa con nuestro sector agrario, que pague de su bolsillo la indemnización (más de los 150 millones que han prometido), que se comprometan a seguir comprando nuestros productos, que haga ella la promoción de estos productos ante toda Europa y que, por supuesto determine de dónde ha salido la famosa bacteria, para aclarar la situación. Que lo pague la Unión Europea es como pagarlo nosotros, porque también la financiamos.

Aún así la situación no volverá a ser la misma. Me sorprende que todas las sospechas siempre vayan a los mismos sitios. No me gustaría pensar que hay intereses ocultos detrás de la acusación (que los hay, por cierto), pero esto ha ayudado a que entrasen productos de terceros países con convenio de colaboración con nuestra encantadora Unión Europea que, me temo, no cumplen los mismos requisitos.

No quiero que me consideren una nacionalista española, aunque me siento más española que los que se llenan la boca con ello, pero estoy pensando en las consecuencias en la agricultura, en la imagen de España, en que nos consideren siempre como unos retrasados y catetos, en las consecuencias que tiene eso en nuestra vida cotidiana...

En fin, para una ciudadana europea, como me gusta decir a mí, cada día me estoy convirtiendo en más euro-escéptica. Y no porque yo quiera, sino por asuntos externos, como son las acciones y actitudes de los países de la Unión, de los que pensaba que se conseguiría acabar con los paraísos fiscales, una unión real entre ciudadanos, un mercado limpio, un ámbito de trabajo mejor; pero desde la cual solo nos llegan quejas de insalubridad, quejas de la falta de competitividad, y lo último, la posible reducción de las cuotas de la Seguridad Social...

Sólo he de decir que ¡el pepino está mejor que todas las choukrutes del mundo! Y que, al menos a nivel nacional, se intente consumir pepino, lechuga y tomate de nuestros productores. Y si es ecológico, mejor que mejor. Por otro lado, esperemos que las mutaciones de la bacteria (dicen que es humana, no animal) no sea por culpa de los Organismos Modificados Genéticamente... Yo me entiendo.