viernes, 25 de abril de 2014

¿Empresarios/as?

Acercándonos a las europeas (escribiré uno de mis típicos artículos de "por qué votar en las europeas"), hablaré de la posición, otra vez contrapuesta entre trabajadores/as y empresarios/as. Un tema que parecía que se había terminado ya hace tiempo, allí por el momento del Estado de Bienestar ahora en crisis, o reconstrucción o como se quiera decir.
En el RSEncuentro, que recomiendo a todos/as mis lectores/as (ya hablo como si tuviera importancia :)), se habló de la responsabilidad social de las empresas. Ésta, la RS, si se "utilizara" bien sería un gran punto y/o apoyo para un cambio en la idea de que las empresas sólo piensan en beneficios, dejando de lado competidores/as, trabajadores/as, medio ambiente, etc. Pero, ¿qué es exactamente la RS? Pues, esta disciplina se utiliza para analizar la influencia que puede tener la empresa en sus grupos de interés o stakeholders y, gracias a esto, actuar de tal manera que la influencia negativa sea la menor posible. Pues bien, se ponen en marcha códigos internos, medidas de conciliación, se redactan memorias, etc. 
Antes he dicho que esto podría ayudar, pero en muchos casos está siendo utilizada para otros fines, especialmente para la promoción pura y dura de las actividades de la empresa, sin importar mucho si es verdad o no. De ahí es de donde deriva la falta de confianza que hay entre empresas y consumidores/as, o entre empresas y trabajadores/as y usuarios/as. Como ejemplo, las preferentes, las eléctricas, las compañías telefónicas, etc. 
De camino al día central del RSEncuentro estuve hablando con mi acompañante de viaje sobre la necesidad de la ética (¡por eso estoy en el máster en el que estoy!) especialmente en el mundo empresarial, aunque estábamos de acuerdo en que la ética en la política tampoco estaba muy presente (o olvidada, directamente). Hoy voy a hablar, a partir de esta conversación, de los/as llamados empresarios/as, aunque podría hablar casi en masculino todo el tiempo por la cantidad de hombres que hay en los puestos directivos. Mi interlocutora me decía que hay empresarios y hay sinvergüenzas, con la gran tristeza que los segundos, parece ser, son los que mayoritariamente están presentes en los medios de comunicación y en las asociaciones con más fuerza social o política o económica (añadir una "y" a todo lo anterior). Y eso no lo sigo yo, lo dicen sus propias palabras: la última que los/as trabajadores/as en paro son parásitos. Bueno, yo estoy en el paro, y no cobrando. Lo mejor es que me estoy formando, aunque, sinceramente, creo que no habrá nadie que quiera contratarme, por mucho que esté dentro de los grupos "bonificables" en la nueva Ley Laboral. No me voy a centrar en mí sino en sus declaraciones: gracias a su discurso se ha establecido una barrera entre "ellos/as" y un "nosotros/as" (depende de cómo se vea), entre "empresarios/as" y "trabajadores/as". Es sorprendente darse cuenta que las categorías que pensabas olvidadas vuelvan a aparecer con una crisis económica. Me centro otra vez: abaratamiento del despido, crítica al hecho de ser fijos en un trabajo, contratos en b mientras se paga el paro, EREs masivos, salarios muy por encima de cualquier margen para ciertos/as directivos/as y despido o reducción de los de los/as trabajadores/as. 
No sé quién lleva la comunicación de estas asociaciones patronales, pero considero que van a conseguir que se vean a sus asociados/as como monstruos, per se, independientemente de que después realicen más o menos prácticas no aceptables, no legales, y/o no morales. No voy a entrar en todas las medidas demandadas, porque considero que ver a una persona, un/a potencial candidato/a a trabajar a tu lado (abajo, en el despacho de al lado, en otro departamento) y tratarlo/a como si fuera un desecho humano desde el principio te garantiza que, primero no quiera entrar en tu empresa (con la crisis y la desesperación sí), y si entran que trabajen sin ganas. Muchas veces nos sorprendemos con la atención que nos brindan en tiendas de ropa, o comercios, o compañías telefónicas, etc. Pero, no pensamos en qué tipo de contrato o qué tratamiento tiene la persona del otro lado: ¿será que le han ofrecido un contrato por objetivos y no puede bajar de x contratos/prendas vendidas, etc? ¿será que está presionada o si no le echan del trabajo...?
Ojo, no estoy diciendo que todas las empresas sean así, gracias a empresarios/as con conciencia. Y, me imagino que tienen más interiorizados la RSE e incluso otras teorías, tal que la EBC o la economía cooperativa. Las de verdad, digo. Gracias a la obra de Domingo García-Marzá (es la Feria del Libro, ¡hay que aprovechar y hacerse con uno sobre ética empresarial!), se conoce la importancia de la confianza dentro y fuera de la empresa para realizar cambios y mejoras en este mundo que parece tan alejado de la autorrealización personal (incluso de la motivación). Y, entre esas medidas estaría bien disponer dentro de las empresas de una cultura corporativa que fomente el compañerismo y valores positivos, tal que la democracia interna, la horizontalidad (en la medida de lo posible), la igualdad de condiciones laborales, la dignidad y el respeto hacia tus compañeros/as. Pensemos que los/as llamados/as "trabajadores/as" no tienen por qué estar considerados por debajo de tí (hablo con las personas que dicen que somos parásitos, o que no se tiene la formación indicada...), sino que están a tu lado. Con empleados/as descontentos/as, las empresas no funcionan bien. Puede que económicamente, pero no socialmente y tampoco internamente. 
¿Qué hacer ante estos/as mal llamados/as empresarios/as? Especialmente, boicot económico, que es el que duele a este tipo de negocios. En un banco: retirada de dinero y de cuentas; en una tienda de ropa: no comprar directamente; en un supermercado: cambiarse a otro o comprar en el mercado central (por ejemplo); buscar cooperativas (mirar en FEVECTA la lista, por ejemplo), empresas EBC... 
Por supuesto, medidas políticas para evitar que haya una explotación o un desprecio hacia ciertos grupos de personas, y también formación, no sólo por parte de las Administraciones Públicas, sino también de las empresas. 
A los/as buenos/as empresarios/as, los de verdad, no los representados en su mayoría ni por la CEOE ni por otras agrupaciones empresariales, gracias por poner algo de cordura en este mundo loco y deprimente. Y gracias por tener valores, aún. Eso sí, haceros oír de una vez, que parece que sólo haya mala gente por el mundo...