jueves, 6 de marzo de 2014

Soberanía Alimentaria (también en el "desarrollo")

Soberanía alimentaria, ese concepto que suena tan a demandas campesinas del (mal llamado) Tercer Mundo. Pues bien, hace poco estuve en unas jornadas sobre este tema que organizaba la plataforma con el mismo nombre (Sobirania Alimentària País Valencia). Y, mira tú por dónde, es un tema no exclusivo de los
países donde la agricultura sigue siendo el modo de vida de gran parte de la población y/o de los que las reivindicaciones campesinas están unidas a las demandas de mejoras de vida, de derechos, etc.
Pero, primero, ¿qué es la soberanía alimentaria? Este concepto significa que un país consiga ser auto-suficiente en su consumo de alimentos, sin interferencias de terceros Estados. La soberanía está unida también con las semillas y variedades locales, muchas veces relacionadas tanto con la subsistencia de la población como de la idiosincracia del país. En Estados donde la alimentación no está del todo garantizada, o donde las multinacionales disponen de la gran mayoría de la tierra, la soberanía alimentaria es central. Y esto también porque estas empresas olvidan, también, las variedades a partir de las que se han (nos hemos) alimentado desde hace siglos. 
En los países "en desarrollo" (si se puede decir desarrollo a la situación actual), la soberanía alimentaria se centra en garantizar buenas condiciones a los/as productores/as de los alimentos, junto con la sostenibilidad de la tierra como centro, así como la recuperación de las semillas locales. Recordemos que hace poco se aprobó una norma a nivel europeo que permitía a las multinacionales (o a una empresa cualquiera) patentar las variedades vegetales. Me temo que no hubo mucha reacción a esta norma, excepto algunas personas más preocupadas por el tema, como organizaciones de semillas, ecologistas, etc. 
Creo que no somos conscientes de lo que puede provocar esta política: estamos dejando que se lleven el beneficio y que patenten unos/as las variedades que hemos producido entre todos/as durante milenios. Es más, en muchos casos pasará que estarán "promocionadas" las variedades más comerciales (como en la actualidad, vamos), pero las tradicionales no. Pero, lo que es peor, ningún productor podrá producir las suyas propias, continuar con productos que sean más cercanos a sus necesidades, sin tener que pasar por una empresa. En definitiva, pasarse más de dos milenios tratando con la agricultura y sus variedades para que después llegue al final del proceso alguien con intereses económicos y se lleve el "mérito" (y el beneficio, claro). 
Es por ello que también hago extensible la soberanía alimentaria a los países desarrollados. En uno de los programas de tertulias, vi que un comentario de los que participaban era que España se tenía que hacer mirar lo que le pasa teniendo en cuenta el peso de la agricultura en la economía nacional. Yo a este
comentario sólo puedo decir que gracias que tenemos una agricultura y un campo al que volver cuando el resto de sectores fallan, porque sino, estaríamos incluso peor de lo que estamos. Además, la agricultura, ganadería y demás sector primario, si se produce bien (sin químicos, o con el mínimo posible, respetando ciertos ritmos naturales de recuperación de nutrientes, etc), puede ayudar a mantener tanto el paisaje mediterráneo como la naturaleza de zonas como las dehesas extremeñas protegidas. Dejemos de hablar del sector primario como el centro de todo lo antiguo y atrasado del país y démosle la importancia que se merece. La soberanía alimentaria está de actualidad, como lo es la agricultura.